miércoles, 21 de julio de 2010

La intención y la recompensa

Son vacaciones, pero en una categoría totalmente distinta, superior, porque viajar en velero implica trabajo, físico y mental; una labor que desarrolla el sentido de supervivencia y dimensiona lo pequeños que somos frente a la inmensidad del mar.

Se pueden hacer muchas combinaciones, pero una excelente para el primer viaje en un velero de dos velas es formar un grupo pequeño, de cuatro parejas, no necesariamente relacionadas sentimentalmente, pero sí con la confianza suficiente para compartir cabina.

Antes de zarpar y empezar a navegar, el capitán da un curso elemental de navegación para los neófitos, o lo recuerda para quienes ya tienen experiencia. También tranquiliza y refuerza la idea de que cada elemento en un velero es una pieza fundamental para el engranaje de una travesía tanto placentera como segura. Lo que dice el capitán se lleva a cabo y la tripulación debe aprender a ser polivalente, reconocer los espacios y los elementos de seguridad. Después constituye la división del trabajo.



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