Los viajes son los episodios donde más aprendemos. Escenarios desconocidos y atrayentes al mismo tiempo, donde los cinco sentidos se expanden y la memoria se queda tatuada con esa experiencia y ayuda a seguir con el viaje más largo que representa la vida.
Durante un viaje en velero se aprende a valorar el trabajo en equipo y también a lidiar con los miedos más primitivos. También se presencian los amaneceres más impactantes y se descubre la poderosa magnitud nocturna. Eres testigo de noches estrelladas limpias, sobre un océano extremadamente tranquilo; un espectáculo silencioso, hipnotizante, como si hubiera pasado a otra dimensión.
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